domingo, 3 de enero de 2016

La máscara, la aventura hitchcockiana de Spirou



Los lectores que el 20 de mayo de 1954 compraron, como solían hacer cada semana, la revista "Spirou" no sospechaban que la nueva aventura de su héroe iba a marcar una época. Durante 29 números (del 840 al 869) pudieron comprobar que, a pesar de sus continuas quejas y autocrítica, Franquin estaba en pleno esplendor gráfico y literario. Éste fue uno de los últimos relatos del personaje que realizaría totalmente en solitario y nos deja una serie de escenas absolutamente insuperables en cuanto a estética, planificación y sentido del ritmo. Hoy podemos disfrutar de estas páginas como nunca antes lo habíamos hecho gracias a la edición especial de Dibbuks con los comentarios del especilista en cómic franco-belga Hugues Dayez y con cada plancha dividida en dos páginas, lo que permite recrearse en el extraordinario dibujo del maestro Franquin.

 

Se trata, además, de una aventura totalmente distinta a las habituales en las vicisitudes del botones aventurero y su amigo Fantasio, el periodista alérgico a la redacción. El autor se recrea en escenas que tenían que ver con sus aficiones del momento por el puro placer de representarlas en viñetas y crear situaciones ridículas (pero muy reales) con ellas. Decía años después que en aquella época había descubierto el jokari, una especie del squash para solitarios como él. Años antes de dibujar esta historia, con 22 ó 23, había sido un devoto del tenis y aseguraba tener un cierto talento para este deporte. También el ciclismo aparece en "La máscara" con un trasunto del Tour de Francia que desencadena escenas de una velocidad vertiginosa, la tinta parece escapar de la viñeta.
   Pero por lo que será recordada esta historia realmente es por su trama policíaca, al estilo de las películas de Hitchcock que tanto éxito estaban teniendo en el cine. Cuando fue recopilada en formato álbum, en 1956, ya estaba en antena en medio mundo la serie "Alfred Hitchcock presenta..." así que parecía el instante perfecto para releer esta historia con calma. 
   La magnífica puesta a punto que nos presenta ahora esta editorial, que desde hace unos meses tiene la exclusiva para publicar Spirou en España, merece una lectura disfrutona, de esas en sillón de orejas y con buena luz. Un excelente regalo para estos Reyes.