jueves, 3 de marzo de 2016

Casacas Azules


Lo confieso: a priori "Casacas Azules" no me interesaba. Me daba mucha pereza leer un cómic sobre soldados unionistas durante la Guerra de Secesión estadounidense. El género bélico no me llama la atención en absoluto y si además tenemos en cuenta que estas aventuras están realizadas desde Bélgica tenía la (falsa) impresión de que o bien sería una frivolidad hiriente o quizás un canto al ejército, como tantos otros tebeos que se rinden a la (para mí) extraña fascinación por la guerra. Y he de reconocer que me equivocaba de pleno. Durante años he visto sus portadas con personajes de nariz redonda y ni siquiera el dibujo me atraía. En multitud de ocasiones he pasado de largo estas páginas en la revista "Spirou" y ahora me doy cuenta de que todo eran prejuicios. Gracias a la (primorosa) edición integral que en España está publicando Dolmen Editorial he descubierto una serie más que añadir a mi monte Parnaso particular del cómic franco-belga.

El último tomo que ha aparecido en librerías es el correspondiente a los álbumes publicados originalmente entre 1977 y 1979: "En el lodazal", "El petimetre" y "Rumberley". Creada en 1968 por el guionista Raoul Cauvin (el más veterano de la revista "Spirou" y, sin duda, el más prolífico) y el dibujante Salvérius, comenzó de forma discreta, con historietas de una o dos páginas, simples sketches dentro de un contexto terrible, pero enseguida se pasó al formato de historias largas. La prematura muerte de su ilustrador en 1972 (y en mitad de una historia) en pleno éxito obligó a buscar un recambio rápidamente. El elegido fue Willy Lambil, que mantuvo el diseño original de los personajes pero supo enriquecer gradualmente el resto del dibujo llegando en ocasiones a la pura filigrana. La riqueza de sus fondos, la perfecta anatomía de los caballos y el ritmo imprimido a los movimientos hace que, a veces, la simpleza del sargento Chesterfield y el cabo Blutch rechinen un poco pero lo asumimos como un homenaje perpetuo a Salvérius.


"Casacas Azules" no es un cántico nostálgico a un tiempo pasado en el que los hombres eran aguerridos y patrióticos soldados. Todo lo contrario. Este cómic transcurre durante un período triste para la historia de EE.UU. y sotto voce critica a los ejércitos y a los superiores que comandan las batallas al tiempo que nos reímos con las personalidades contrapuestas de sus protagonistas. El Sargento es un romántico empedernido y un patriota bastante ceporro. El Cabo es un hombre eminentemente práctico, cobarde y muy sarcástico. El primero se ha tomado como una misión personal "reconvertir" a su compañero y el segundo intenta ofrecerle un poco de sentido común a su jefe. Ambos fracasan continuamente en sus respectivos objetivos. 
   En estos tres álbumes de la correspondiente entrega de la edición integral de Dolmen, Cauvin muestra momentos de brillantez y Lambil ha tomado ya el mando en su campo, consiguiendo unas páginas perfectamente narradas, con una estética semirrealista y una expresividad divertidísima. 

   Cauvin y Lambil siguen trabajando y superan ya la cincuentena de aventuras así que aún tenemos mucho para disfrutar todavía.

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