lunes, 20 de junio de 2011

Debbie Reynolds coleccionista

Todos los medios destacan hoy el éxito de la subasta del vestido que lució Marilyn Monroe en la película "La tentación vive arriba" (Billy Wilder, 1955), para aquellos que no lo identifican, pensad en la imagen icónica de la rubia más sexy situada en una salida de ventilación sujetando los pliegues de su falda para que no se viera más de lo necesario. Para mí lo importante no es la cifra millonaria alcanzada, algo habitual con prendas míticas, sino la propietaria de la colección a la que pertenecía este diseño de William Travilla, otra actriz: Debbie Reynolds. La que fuera protagonista de "Cantando bajo la lluvia" o "Molly Brown siempre a flote", aquella a la que su amiga íntima Liz Taylor le robó el marido, la madre de Carrie Fisher (eterna Leia de "La guerra de las galaxias") guardaba celosamente éste y otros objetos de Hollywood dorado, ¿por qué?
La explicación tiene su lógica, en la década de los 70 la Metro comenzó a liquidar parte de sus propiedades y eso incluía vestuario, atrezzo y hasta mobiliario de sus almacenes. Reynolds supo ver en aquello un buen negocio e invirtió su dinero en la compra de más de 3.000 vestidos, 20.000 fotografías, carteles y objetos decorativos. Su idea era realizar un museo pero al no encontrar financiación decidió deshacerse de parte de su colección y, de paso, conseguir líquido. Parece que la cosa va bien, muy bien para ella. Pena de museo.

1 comentario:

Bego dijo...

y qué lo digas, hubiera sido un museo fantástico.