Cuestión de ética

Lo siento, pero tienes que perder tu prestigio y ocuparte de un programa matinal en el que combinarás las noticias con recetas, las grandes historias con reportajes estúpidos, las exclusivas con entrevistas promocionales. Esto es, en versión muy libre, lo que le dicen al personaje interpretado por Harrison Ford en "Morning Glory" (mi crítica aquí). La película nos desvela el interior de un info-show al estilo del "Today" de la NBC (historia del programa aquí) pero a mí, como periodista, me deja una reflexión de fondo bastante interesante y con la que me he sentido identificado en varios momentos de mi carrera, no porque yo tenga un prestigio que perder, obviamente, sino porque la ética es uno de los valores olvidados en nuestra profesión hoy en día. Me sorprende que plantear ciertas dudas ante contenidos o tratamientos frívolos sea tomado con rechazo por algunos jefes y, lo que es peor, generen incomprensión entre los compañeros. En el film, Ford se convierte en un cascarrabias por culpa de su rechazo a este tipo de programas y a mí, en cambio, me parece un incomprendido (con muy mal genio, sí) que no quiere participar de la involución de la televisión. Su compañera, Diane Keaton, no tiene problema alguno en cantar un rap después de haber dado los titulares, es una superviviente para la que la actriz se fijó en Diane Sawyer, una excelente entrevistadora que presenta un matinal en el que está dispuesta a cualquier cosa con tal de subir la audiencia. El espectador norteamericano acepta bien esos cambios inmediatos de registro pero eso no significa que sea algo bueno, la costumbre no nos lleva a la excelencia.